EL MURALISMO
El golpe en Cananea. Siquieros
La imagen, como medio efectivo de información, está impresa en el arte desde los tiempos más remotos. Así encontramos las pinturas dentro de los edificios griegos, los murales egipcios, los frescos aún vivos de Pompeya, las multicolores paredes de las catedrales europeas, pasando por los enormes murales aztecas, hasta los frescos que conocemos hoy (inclusive los graffitis) elaborados por artistas más recientes, por citar sólo algunos de los muchos ejemplos que existen, donde la imagen da fe de un momento histórico; como una fotografía, la imagen capta en el gran formato del mural un momento que nos da cuenta de la existencia de otras culturas, de la situación de un lugar o la visión de la realidad que sobre determinado momento cultural, histórico, político de la humanidad.
En América, específicamente en México, a través de la observación de los murales mexicanos, podemos reconstruir algunos de los acontecimientos del antiguo pueblo azteca, apreciar los colores y las figuras que forman parte de la vida pasada y su vigencia el México contemporáneo. Con la llegada del español, la expresión del pueblo se transformó, trasladándose del mural a la hoja de papel o al lienzo, de la mano de escribas o de cronistas nativos y extranjeros, perdiendo un poco la riqueza del colorido y función, por un tiempo.

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César Rengifo: El éxodo |
Propone la producción de obras monumentales para el pueblo en las que se retrata la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de su historia. El muralismo mexicano fue uno de los fenómenos más decisivos de la plástica contemporánea iberoamericana y sus principales protagonistas fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. A partir de 1930 el movimiento se internacionalizó y se extendió a otros países de América.
El impulsor de este movimiento fue José Vasconcelos, filósofo y primer secretario de Educación Pública de México quien, tras
Los artistas tenían total libertad para elegir los temas y mostrar un mundo nuevo sobre las ruinas, la enfermedad y la crisis política surgida tras
En la práctica, el indigenismo tomó varios cauces. Por un lado está la concepción histórica de Diego Rivera: descripción minuciosa de una idílica vida cotidiana antes de la llegada de los españoles. Por otro, la de José Clemente Orozco, que integra las culturas indígenas en el contexto de una religiosidad violenta; su obra épica la realizó con suficiente ironía, amargura y agresividad como para encarnar una imagen verdadera y convincente del mundo moderno, con su despiadada lucha de clases, teniendo como tema obsesionante el del hombre explotado, engañado y envilecido por el hombre. Sólo David Alfaro Siqueiros se interesó por acercar a la pintura moderna los valores plásticos de los objetos prehispánicos.
El introductor de nuevas técnicas y materiales fue Siqueiros, que empleó como pigmento pintura de automóviles (piroxilina) y cemento coloreado con pistola de aire; Rivera, Orozco y Juan O’Gorman emplearon también mosaicos en losas precoladas, mientras que Pablo O’Higgins utilizó losetas quemadas a temperaturas muy altas. Las investigaciones técnicas llevaron también al empleo de bastidores de acero revestidos de alambre y metal desplegado, capaces de sostener varias capas de cemento, cal y arena o polvo de mármol, de unos tres centímetros de espesor.
Consultar los siguientes enlaces para tener presente en su informe:
http://rapidshare.com/files/371296009/El_Movimiento_Muralista_Mexicano.doc.html
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